Los restos del búnker en el que Hitler se suicidó el 30 de abril de 1945 permanecen aún hoy enterrados en el antiguo Berlín Oriental, entre las calles Vostrasse y Wilhelmstrasse.
Tras la guerra, los rusos lo intentaron dinamitar, pero sólo lograron destruir el búnker superior. El inferior, o Führerbunker,en el que estaba alojado el dictador nazi, salió a la superficie durante unas obras a finales de los ochenta. Fue tapado con tierra y justo al lado se construyó un bloque de apartamentos de ocho pisos.
Los turistas que hoy día buscan infructuosamente algún vestigio del escenario del último acto del Tercer Reich han de conformarse con pisar el parque infantil que hoy ocupa el lugar en donde se cree que fueron incinerados los cuerpos de Hitler y Eva Braun y que puede verse en esta foto, tomada el pasado mes de enero.
En la actualidad, los científicos emplean sofisticados instrumentos para detectar el lugar en donde se encuentra lo que queda del búnker, ante la imposibilidad de realizar excavaciones, lo que ha dado lugar a varias versiones sobre su emplazamiento exacto.
Lo que acabaría con todas las especulaciones sería desenterrar de una vez por todas los restos del búnker, pero ¿qué alcalde de Berlín se atrevería a dar el permiso de que aflorase la última morada de Hitler?
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