
Viajar a primera hora es fundamental en este universo plano y abrasador, de carreteras rectilíneas, escoltadas por la espesa fronda de la selva baja. Los mayas trazaron aquí una red de caminos blancos y elevados (sacbé, en singular; sacbeob, en plural), alguna vez cubiertos de estuco o cal, que conectaban plazas y templos o una ciudad con otra. El entramado de calzadas vinculaba social, política, religiosa y económicamente a los grandes núcleos de población, pero también a las pequeñas comunidades más alejadas del centro: una urdimbre de senderos por la que transitaban mercancías, ideas, enfermedades o férreo control imperial. Como en las Roma de los césares, todos los caminos de la traza –en la que se asentó parte del actual sistema de carreteras o líneas de ferrocarril de los tiempos modernos– llevaban a Chichén Iztá, el mayor eje de poder del Mayab en la era posclásica (900-1521 d.C).
El trayecto de Cancún a Chichén –como los lugareños llaman a la ciudad de los mil años, caída en desgracia poco antes de la llegada de los españoles– dura unas dos horas. El sacbécontemporáneo es la autopista 180, a la que de vez en cuando asoman víboras e iguanas en busca de calor y algún que otro perro distraído.
Iglesias de Valladolid
El viaje, sin embargo, obliga por lo menos a dos pausas. Una, en Valladolid, la ciudad colonial más antigua de Yucatán, fundada en 1543 por el español Francisco de Montejo sobre las ruinas de la población maya de Sací. Sus calles y plazas, donde el tiempo parece haber quedado en suspenso, guardan numerosos templos y conventos, vestigios del empecinamiento evangelizador de los conquistadores. Los ecos de las rebeliones indias contra el invasor resuenan en el museo de San Roque, a espaldas de la plaza principal, donde se alza la iglesia de San Gervasio, consagrada en 1570.

De nuevo en la superficie y 40 kilómetros al este de Valladolid, se alza el conjunto de Chichén Iztá, fruto del alto nivel de conocimiento astronómico que alcanzaron sus creadores y famoso por la serpiente de luz que cada equinoccio recorre la escalinata de su pirámide dedicada al dios Kukulkán.
A sus pies se despliega un complejo único, con el Patio de las Mil Columnas, la plataforma del Osario, la Gran Plaza de las Monjas, el Observatorio y el Juego de Pelota, escenario de la cruel competencia entre dos atletas que debían hacer pasar un balón de caucho por un aro de piedra, empujándolo con las caderas, los codos o bien con las rodillas.

El gran puerto maya

De esa época dorada se conservan los restos de palacios decorados con exquisitos frescos, como el Edificio de los Pájaros, en cuyos muros están representadas aves autóctonas. Pero Xel-Ha es también uno de los acuarios naturales más grandes del mundo. En su cala mayor, también desembocadura de un río, la mezcla de agua dulce y salada permite apreciar simultáneamente los fenómenos de la termoclina y la haloclina. Sucede que el agua densa y cálida del mar, que no puede mezclarse inmediatamente con el agua dulce y de menor densidad de los canales fluviales, produce un efecto visual parecido al de un espejismo. Puede distinguirse una capa de líquido sobre la superficie, como aceite sobre agua, pero en realidad es el agua dulce flotando sobre la salada, que es de mayor densidad. En la caleta se practican deportes acuáticos como el snorkel, el buceo y el sea trek (caminata submarina equipados con escafandra), además de nadar entre delfines y manatíes.
Siguiendo la costa, a menos de 20 minutos de carretera hacia el sur, emerge Tulum, la joya arquitectónica del litoral yucateco y una de las primeras poblaciones de la América continental en ser descrita por los conquistadores. En 1518, el cronista español Juan Díaz la veía «tan grande como Sevilla» y aunque los restos del asentamiento original no son precisamente extensos, la blancura de sus construcciones al borde de un acantilado sobre el mar Caribe adquiere una fuerza dramática única.
Retiro junto al Arrecife

Isla Mujeres, de apenas ocho kilómetros de largo por uno de ancho, es el cayo alternativo a Cozumel. Ideal para tenderse sobre la arena blanca y también para sumergirse en aguas puras. Dispone de un criadero de tortugas carey, un zoológico de iguanas, diversos bares naturistas y numerosas playas tranquilas que convierten en realidad el sueño del paraíso caribeño.
PARA SABER MÁS
Documentos: el pasaporte.
Idioma: español.
Moneda: peso mexicano.
Diferencia horaria: 7 horas menos en verano y 8 menos en invierno.
Cómo llegar y moverse: Hay vuelos directos a Cancún desde Madrid durante todo el año. El aeropuerto, a 12 km del centro, dispone de taxis y furgonetas para pasajeros. Desde la estación de autobuses de la Avenida Tulum parten autocares a los yacimientos mayas (Chichén Itzá, a 193 km; Tulum, a 130) y a las principales ciudades de la región. Alquilar un coche por días es una buena opción. El ferry a Isla Mujeres zarpa cada 30 min desde Cancún. A Cozumel se va en avión desde Cancún o en barco desde Playa del Carmen.
Elisabet Sabartés
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